Confiesa que era un sueño que tenía desde niño y lo hizo realidad el pasado mes de enero. El estepeño José León, deportista y aventurero como a él le gusta que lo definan, ha vuelto hace unos días de su última expedición, esta vez con destino África, donde ha coronado la cima del monte más alto del continente negro: el Kilimanjaro, en Tanzania, con 5.895 metros de altitud. Y como ya hiciera el año pasado cuando llegó a la cima del Aconcagua americano, el nombre de Estepa, su pueblo, también subió a lo más alto en forma de bandera que José León muestra orgulloso como puede verse en la imagen que acompaña estas líneas.
El Kilimanjaro ha sido su destino final, pero no la única montaña a la que José León ha subido en su última aventura, pues según ha relatado a este periódico, «el reto que me fijé para esta ocasión y en función de los días de los que disponía fue alcanzar los techos del continente africano viajando desde el norte y terminando en el sur, todo en unos 20 días», reto que incluía varias cimas más, como las del «alto Atlas marroquí, esa gran cordillera rodeada de pueblos bereberes y que hace de muralla con el desierto más extenso del mundo, el Sáhara.»
«En esta cadena montañosa el objetivo estuvo en coronar las cuatro cumbres más emblemáticas y altas de esta parte geográfica, comenzando por el pico Ras y terminando por el Toubkal, todas ellas de más de 4.000 metros de altura», con el objetivo de ir aclimatando el cuerpo antes de abordar la cima más alta, cuenta el expedicionario.
José León partió de Estepa unos días antes de Navidad, el 19 de diciembre, y después de estas incursiones por los montes marroquíes, se dirigió a Egipto, desde donde pasó a Tanzania, «esta vez acompañado de tres amigos escaladores y aventureros, uno de ellos Manuel Jiménez, un deportista también estepeño», nos cuenta.
El deportista estepeño define el Kilimanjaro como «el volcán solitario más grande del planeta». En efecto, es una montaña situada en el nordeste de Tanzania formada por tres volcanes inactivos: el Shira, en el oeste, de 3.962 metros de altitud; el Mawenzi, al este, de 5.149 metros, y el Kibo, el más reciente desde el punto de vista geológico, situado entre ambos y cuyo pico, el Uhuru, se eleva hasta los 5891,8 metros y se constituye en el punto más elevado de África. Además de por este hecho, el Kilimanjaro es conocido por los famosos campos de hielo de su cumbre.
Tras los trámites necesarios y largos viajes por pistas y carreteras africanas, los aventureros llegaron a los pies del volcán, donde eligierion la ruta Machame para su ascensión.
«Porteos, pateos por selvas, zonas rocosas de lava y senderos espectaculares fueron los lugares para nuestros tres campamentos de aclimatación. El campo de altura y que funcionó como campo base lo ubicamos a 4.650 metros. Fue a las 12 de la noche del pasado 9 de enero, y después de un duro año de entrenamiento, cuando abandonamos este campo de altura y nos dirigimos a la cima. Subidas, sufrimientos y emociones que nos dejaron a las seis de la mañana en lo más alto. Por fin la bandera de Estepa era colocada sobre la cumbre a 5.895 metros de altura. El sueño infantil se hizo realidad y el deporte estepeño pisaba las nieves perpetuas de la montaña reina de África», cuenta emocionado el montañero.
No obstante, la aventura no acabó aquí, porque para el espíritu aventurero de nuestro protagonista hubiera sido impensable regresar sin adentrarse en los parajes más recónditos del continente africano.
«Hubiese sido imperdonable venirme sin adentrame y conocer el lado más salvaje de este continente. Así que recorrí más de 1.000 kilómetros en jeep a través de sus selvas y conociendo a sus gentes. Las llanuras del Serengeti, la selva del volcán Ngorongoro, el Lago Manyara, vivencias con las tribus Maasais…Sin duda alguna, lugares que me han marcado y que tanto me han enseñado», recuerda José León con gran satisfacción en su regreso a Estepa desde el techo de África.