Después de casi 35 años de carrera profesional, el periodista Carlos Herrera no necesita presentación. De todos es conocida su profesionalidad pero también su sentido del humor, su ironía, su forma especial, diferente, de contar las cosas, de hacer un programa de radio serio, en la primera línea de la información, pero que también es capaz de arrancar al oyente -al fósforo en el lenguaje del programa- no una, sino muchas sonrisas a lo largo de sus seis horas y media de duración.
«Herrera en la Onda», que se emite en Onda Cero de seis de la mañana a 12.30 del mediodía, es el segundo programa matinal más escuchado de la radiodifusión española, y desde hace cinco años, visita a finales de noviembre la localidad de Estepa, desde donde se hace en directo en las instalaciones de la fábrica de mantecados La Estepeña, patrocinado ese día por esta empresa. El líder -otra acepción propia del programa- no viaja solo, sino que lo hace acompañado de varios miembros de su equipo y colaboradores, como José Antonio Naranjo, Lorenzo Díaz, Rosana María Güiza, Jesús Melgar, Alfonso Rodríguez Galinier, Mamen Gurruchaga, Carlos Rodríguez Brown, Antonio García Barbeito o Enrique de Miguel.
En su visita este año, el pasado 1 de diciembre, Carlos Herrera tuvo unas palabras para El Digital de la Sierra Sur, al que concedió esta breve entrevista, realizada en uno de los descansos del programa y en la que define su relación con esta comarca y muestra qué opinión le merece la industria del mantecado.
El Digital (ED): ¿Qué relación tiene con la comarca de la Sierra Sur de Sevilla?
Carlos Herrera (CH): No es una relación familiar, pero sí es fraternal. Es una relación de visita y de permanente degustación. Una relación de admiración, de afecto,… Como ve usted, hay muchos matices en toda relación.
ED: ¿Qué municipios conoce o ha visitado en esta zona?
CH: Conozco Marinaleda, Osuna, Estepa… Y también conozco notablemente Puente Genil, aunque no pertenezca a esta comarca, así como Arahal, ya un poco más lejos de esta zona.
ED: ¿Qué opinión le merece la industria del mantecado de Estepa, ya que está hoy realizando el programa desde una de sus fábricas?
CH: Pues mire, más que una delicatessen, que lo es, es una seña de identidad. Es una forma de ser, de vivir, es un medio de vida, y además es una cosa que está muy rica y que es notablemente alimenticia.
ED: Por último, ¿cómo vive su programa esta visita a Estepa, que ya llevan realizando varios años?
CH: Yo empiezo siempre la visita el día anterior a las dos de la tarde, comiendo con Rafael y Marcos Galván, propietarios de La Estepeña. Echamos la tarde, lo cual me permite acostarme pronto, porque si vengo a Estepa por la noche y quedo con ellos a cenar, me acuesto a las tantas y es tragedia. Así puedo estar por la mañana fresco. Luego, después del programa, nos vamos a ver a las monjas de Santa Clara, y después de las monjitas a comer, para que Emilio Rodríguez nos prepare las cosas magníficas que nos suele preparar.