EDITORIAL
Anoche se vivieron momentos tensos para unos y de gran ilusión para otros en nuestros pueblos a medida que se iban conociendo los resultados electorales de los comicios municipales a los que los ciudadanos estábamos convocados. En numerosos municipios como Osuna, El Rubio, La Roda, Lora de Estepa, Gilena, Pedrera o Villanueva de San Juan seguirá gobernando el mismo partido, en unos casos IU, en otros PSOE, al haber obtenido la confianza de sus votantes. En el caso concreto de Osuna, por ejemplo, la victoria del PSOE no tiene contestación, pues ha obtenido la mayoría absoluta.
En otros municipios, en cambio, se conoció la sorpresa del cambio político, la sorpresa de que los electores han mostrado su deseo de que sea una persona distinta a la que lo hacía la que rija el destino de su ayuntamiento durante los próximos cuatro años. Este es el caso de Badolatosa, Aguadulce y Casariche, que ha perdido IU en favor del PSOE, y de Pruna, Écija o Estepa, que ha perdido el Partido Socialista en favor del Partido Andalucista o del Partido Popular, según los casos. La noticia, ya de por sí interesante, se torna en inusitada en aquellos municipios que no han conocido la alternancia política, tan inherente a la democracia, porque desde que ésta se instauró en España, hace 32 años, siempre ha sido el mismo partido político el que ha gobernado el ayuntamiento. Han cambiado de alcalde, pero no de opción política, como ha sido el caso de Estepa que, junto con Casariche, serían las dos principales sorpresas de la noche electoral en la Sierra Sur de Sevilla.
Localidades como Écija o Aguadulce van a cambiar de partido en el gobierno municipal pero no es su primera vez. Durante muchos años, el andalucista Julián Álvarez fue el alcalde de la ciudad astigitana, mientras que en Aguadulce, la candidata ayer elegida por sus vecinos como alcaldesa, Isabel Encarnación Ortiz, ya lo fue durante el mandato 2003-2007. Asimismo, en Badolatosa sus vecinos han dejado claro que hace cuatro años votaron socialista, y que si una moción de censura arrebató la alcaldía al candidato del PSOE en favor de Luis Romero (IU), ésta fue una decisión puramente política pero no lo que el pueblo deseaba, porque ahora ha vuelto a dar su confianza y de forma masiva al candidato socialista Antonio González, que podrá gobernar además con mayoría absoluta.
Sin embargo en Casariche, y salvo cuatro años de poder socialista (de 1995 a 1999), ha sido Izquierda Unida quien ha dirigido el ayuntamiento, en los últimos años con el malogrado José Ramón Parrado, cuya muerte cortó abruptamente su mandato, sustituido entonces por el que después revalidaría la confianza de su pueblo: Eladio Lozano, alcalde desde el fallecimiento de Parrado, en 2004, hasta hoy. Lo mismo ha ocurrido en Estepa, donde ningún otro partido salvo el socialista ha gobernado el ayuntamiento ni siquiera cuatro años. Los treinta años de democracia en España han sido para el PSOE en Estepa, que los ha vivido con diversos alcaldes, siendo el último Juan García Baena, primer edil desde junio de 1995 y que en las últimas elecciones -las de 2007- obtuvo la mayoría absoluta.
La palabra “democracia” proviene del griego y está formada por dos vocablos: “demos”, que significa pueblo, y “krátos”, que podría traducirse como poder o gobierno. Es decir, democracia significa ni más ni menos que “el gobierno del pueblo”, y como tal se demostró ayer, porque el pueblo se expresó en las urnas y decidió quién quería que lo gobernara los próximos cuatro años. Por tanto, y por muy dolorosa que sea la derrota en algunos municipios no acostumbrados a la alternancia política como Casariche o Estepa, la decisión del pueblo es no sólo inapelable, sino indiscutible.
A las formaciones políticas perdedoras ahora les queda el trabajo de la humildad en la aceptación del resultado, y de realizar una importante revisión de su manera de proceder durante el tiempo que han gobernado, que arroje luz a los resultados adversos, y que les ayude a comprender porqué la mayoría de los votantes de su pueblo les ha retirado la confianza después de tantos años. Y a los partidos ganadores, y que acceden por primera o segunda vez a la alcaldía, les toca también trabajar mucho, con el fin de no defraudar a la ciudadanía que les ha otorgado su confianza, y demostrar que es posible otra forma de gobernar distinta a la que han criticado mientras han sido oposición.
No obstante, la realización de proyectos para los nuevos gobernantes va a depender mucho del estado en el que el nuevo gobierno se encuentre las arcas municipales, hecho que suele deparar normalmente sorpresas, porque los partidos en la oposición no suelen conocer la magnitud real de la deuda existente en un consistorio hasta que pasan a gobernar, debido a la cierta opacidad que sobre este tema suelen tener siempre los partidos gobernantes. Esto le ocurrió en su día a Marcos Quijada, de IU, cuando en 1999 accedió a la alcaldía de Osuna después de 20 años de gobierno socialista, y se encontró con una deuda desorbitada que desconocía tanto la oposición como el resto del pueblo de Osuna.
La alternancia política es inherente a la democracia, y si somos demócratas de verdad, hay que aceptar los resultados, ya sean favorables o desfavorables. El poder corrompe inevitablemente cuando se ostenta durante mucho tiempo, por mucha honestidad que se tenga, porque la tentación de favorecer a unos frente a otros por el mero hecho de tener el carnet de un partido es real, y a veces se cae en ella ya que esa forma de actuar asegura también votos en futuras elecciones. Tanto en Estepa como en Casariche se estaba rozando la categoría de feudo que después tanto se critica en localidades como Marinaleda, por lo que todos los demócratas deben felicitarse porque pueda producirse un cambio político en un municipio sin fractura de la sociedad, sin enfrentamiento, sin estridencias, sin que ello suponga una hecatombe para un pueblo; simplemente, porque el cambio es lo normal en democracia y es símbolo de que ésta goza de buena salud, y como tal hay que vivir este momento trascendental en algunos pueblos de la Sierra Sur de Sevilla.